Visitando Fort Bravo

Siempre quise ser un vaquero y vivir en el Oeste. En carnaval siempre me ponía el chaleco, me colocaba el sobrero, y sacaba brillo a mi reluciente revolver de plástico. Así que este verano cogimos la máquina del tiempo y viajamos hasta Fort Bravo, a ver si por casualidad veíamos a Marty McFly o a Emmet Brown, preparando el DeLorean.

Les buscamos en el Saloon, pero allí no estaban.

Nos escondimos cuando el Sheriff y sus ayudantes peleaban con unos forajidos en la plaza del pueblo.

Tampoco vimos a ningunos de los Justicieros, ni al hermano feo de los Calatrava, implorando a Manitú. Ni al enterrador, con su «quien a buen árbol se arrima, buena soga le cobija».

Al final nos volvimos a 2006, no vaya a ser que alteremos el contínuo espacio-tiempo. Eso sí, el gustazo de pisar la tierra haciendo sonar las botas y con el cuello de la camisa levantado no nos lo quita nadie.

2 Comentarios »

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  1. Te doy toda la razón. Al fin y al cabo, «si vas a construir una máquina del tiempo en un coche, hazlo con clase». 🙂

    Suena a excursión realmente interesante, pero mucho caló, no? Por cierto, de Almería también es Bisbal. Creeis que es por eso que tiene ese aspecto tan raro, un poco entre la pepona y Clint Eastwood?

    Comentario por aida — 6 septiembre 2006 #

  2. Pues mucho calor, sí. Pero ¿que sería del Oeste sin su calor axfisiante, la garganta reseca y la ropa polvorienta?

    Camarero, una zarzaparrilla!

    Comentario por Jesús — 6 septiembre 2006 #

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